"Porque yo me fui con el otro, ¡me fui! ¡Tú también te hubieras ido! Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes" (...) “Nos sometemos al artefacto emocional —afirma Paula Ortiz—, a la emoción, a sufrir el drama de una muerte, de una venganza, de una enfermedad; a la comedia de ver la dimensión ridícula del ser humano, o la sublimación de los héroes, de las identidades… Pasamos por toda la parte emocional que Aristóteles planteaba en ‘La Poética’, pero no por la parte de la reflexión ética, y eso es lo que hace una tragedia. Las tragedias resurgen en los momentos en los que se rompe todo. Y ahora estamos en un momento de exigencia de relatos trágicos”. Reseña completa aquí
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